Hace pocos días fue inaugurado el Centro Interactivo de Memoria Urbana de Barranquilla (Cimu) en uno de los espacios de la Aduana, ese nicho de la cultura, el arte, el estudio y la investigación, en el cual se realiza una labor encomiable a favor de la ciudadanía, de los niños y los jóvenes.
No está de más recordar que en ese lugar de la memoria histórica barranquillera funcionan la Biblioteca Piloto del Caribe, el Archivo Histórico Departamental y otras dependencias que han servido con dedicación y compromiso. A todas las funciones tradicionales de la Aduana (cobijadas por la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta) se agrega ahora la del Cimu.
El Cimu fue concebido como una especie de museo de Barranquilla, pero adoptando las nuevas tecnologías sonoras y visuales. En sus salas se combina la información histórica sobre la ciudad con los medios modernos, para hacer más placentera y más dinámica la relación entre los contenidos y quien los está disfrutando.
El pasado, el presente y el futuro de la urbe se muestran en sus diversos espacios, en un recorrido audiovisual cargado de videos, gráficos interactivos y mucha fotografía. Cabe destacar la forma como se utilizó el acervo fotográfico que sobre Barranquilla existe en la Biblioteca Piloto y en el Archivo Histórico Departamental.
Los escenarios fueron montados con mucho sentido de la estética, y en ellos se nota la mano de los expertos en lo atinente a la información histórica sobre la ciudad. En el Guion Museológico participaron Patricia Iriarte, Juan Pablo Mestre y Miguel Iriarte, entre otros. La Coordinación del Comité Técnico recayó en Cielo Támara, directora de la Corporación Luis Eduardo Nieto Arteta (Clena).
Esta obra de la cultura y de la historia fue auspiciada por la Gobernación del Atlántico, la Cámara de Comercio y la Fundación Julio Mario Santodomingo, y hace parte de los proyectos del Clena, como un interesante complemento de las actividades del Archivo Histórico del Atlántico.
Es muy seguro que el Cimu se convertirá en un instrumento de gran ayuda para la educación de nuestros niños y jóvenes, al coordinar sus actividades pedagógicas con las escuelas y colegios de la urbe. Su papel en el proceso de construcción de la memoria histórica citadina (y del sentido de pertenencia) irá creciendo a medida que sea conocido por todos, y que se integre a la estructura educativa de Barranquilla y su área de influencia.
En una coyuntura en la cual llueven los problemas con los museos y existe la dificultad del Teatro Amira de la Rosa, es muy bueno que se haya concretado este proyecto histórico-cultural, importante para todos. Hay que desearle al Cimu permanencia y mejoría continua, de la mano de los equipos serios que dirigen el macroproyecto de la Aduana.
Bienvenido sea el Cimu como emisario de la memoria histórica y del sentido de pertenencia de nuestra urbe. Esta es otra obra de impacto cultural que habla muy bien de nosotros mismos. A visitar el Cimu se dijo.
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